A medida que envejecemos, nuestro cuerpo experimenta muchos cambios. Pero, ¿qué ocurre realmente en el cuerpo con el avance de la edad? La ciencia del envejecimiento es un tema complejo y fascinante que puede ayudarte a entender mejor tu cuerpo y a averiguar cómo mantenerte sano. Estudiando los efectos de los cambios relacionados con la edad, como las hormonas, el metabolismo y el desgaste de los órganos, podemos entender cómo funciona el cuerpo a medida que envejece y qué podemos hacer para mantenerlo en condiciones óptimas.

 

¿Qué es el envejecimiento?

El envejecimiento es el deterioro gradual del cuerpo y el cerebro a lo largo del tiempo debido a cambios biológicos. Aunque el envejecimiento es un proceso natural, muchos de los cambios biológicos que se producen con el paso del tiempo pueden afectar al estado normal del cuerpo y a la salud física y mental. Esto se debe a la disminución de la capacidad del cuerpo para recuperarse y para mantener su funcionamiento óptimo con el avance de la edad.. El riesgo de padecer enfermedades crónicas como cardiopatías, diabetes y cáncer aumenta con el paso de los años. El ritmo al que envejece cada cuerpo es muy individual. Hay muchos factores que pueden influir en la rapidez con la que envejece el cuerpo, como los genes, el estilo de vida elegido, la dieta, el medio ambiente y el acceso a la asistencia sanitaria. El envejecimiento suele denominarse "el proceso natural de transición de la juventud a la madurez, el declive y la muerte". Es un proceso continuo y todas las células del cuerpo cambian con el tiempo. Los órganos, músculos y huesos cambian aproximadamente cada 10 años, mientras que la piel lo hace cada dos semanas. Estos cambios biológicos son naturales y necesarios para la supervivencia.

 

Cambios hormonales relacionados con la edad

A medida que envejecemos, nuestros niveles hormonales cambian. Esto puede afectar a muchos aspectos diferentes de su salud, como el metabolismo, la calidad del sueño (lee más sobre lo que constituye un sueño de calidad aquí), el estado de ánimo y el deseo sexual. Con el paso de los años, nuestro cuerpo produce menos hormonas, como la hormona del crecimiento, la hormona tiroidea (más información sobre la tiroides y su función aquí), la insulina y las hormonas sexuales como la testosterona (más información sobre la testosterona, la hormona masculina, aquí) y el estrógeno (más información sobre el estrógeno aquí). Los cambios hormonales relacionados con la edad también pueden afectar a la función cognitiva, dificultando el aprendizaje de nuevas habilidades o la retención de información en el cerebro. Cuando la hipófisis empieza a producir menos hormona del crecimiento, responsable del desarrollo y mantenimiento de tejidos y órganos, incluidos huesos y músculos, puede producirse una reducción de la masa muscular y la densidad ósea. Cuando se reducen los niveles de la hormona estimulante del tiroides (TSH), la tasa metabólica puede verse afectada, lo que a su vez influye en los cambios de peso, los niveles de energía y el riesgo de desarrollar ciertas enfermedades. Más información sobre qué son las hormonas y cómo afectan al organismo aquí.

 

Metabolismo y envejecimiento

El metabolismo es el proceso mediante el cual nuestro organismo descompone los alimentos y utiliza los nutrientes para nutrir el cuerpo. A medida que envejecemos, el metabolismo se ralentiza de forma natural. Esto significa que nuestro cuerpo no procesa y descompone los alimentos tan rápidamente como antes, lo que puede provocar un aumento de peso y dificultar el mantenimiento de un peso saludable a medida que envejecemos. Por lo tanto, para ralentizar este proceso y mantenerse sano incluso a medida que el cuerpo envejece, es necesario realizar algunos cambios en la dieta, el estilo de vida y los patrones de sueño. Con ejercicio regular y un sueño reparador, puede ralentizar los efectos metabólicos del envejecimiento y mantener un peso saludable. Más información sobre el metabolismo humano.

 

Desgaste de los órganos

Nuestros principales órganos internos, como el hígado, el corazón, los riñones, los pulmones, los intestinos y el cerebro, sufren cambios importantes con el paso del tiempo:

- El hígado es responsable de eliminar las toxinas de la sangre (lea más sobre qué son las toxinas aquí), así como de producir proteínas que ayudan a la coagulación de la sangre y absorber medicamentos. A medida que envejecemos, el hígado funciona peor, lo que nos hace más propensos a padecer enfermedades hepáticas. 

- El corazón es el músculo que bombea la sangre por todo el cuerpo. A medida que envejecemos, nuestro corazón pierde capacidad, lo que nos hace más propensos a sufrir enfermedades cardiacas, como latidos irregulares, infartos e insuficiencia cardiaca. 

- Los riñones se encargan de filtrar las toxinas de la sangre y mantener una tensión arterial saludable. Con el paso de los años los riñones se debilitan, por lo que empiezan a filtrar menos y a eliminar las toxinas de la sangre con menos rapidez. 

- Los pulmones son responsables de absorber el oxígeno y eliminar el dióxido de carbono de la sangre. A medida que envejecemos, los pulmones se vuelven menos elásticos, lo que dificulta la respiración y aumenta el riesgo de enfermedades pulmonares. 

- La función de los intestinos es descomponer los alimentos y absorber sus nutrientes. Con el tiempo, resulta más difícil digerir determinados alimentos, lo que aumenta la propensión a padecer intolerancias alimentarias. Para saber qué son las intolerancias alimentarias, haz clic aquí.

- El cerebro es responsable de una función cognitiva saludable, incluida la memoria y la toma de decisiones. A medida que el cerebro envejece, la actividad neuronal disminuye, lo que puede provocar deterioro cognitivo o amnesia senil.

 

El papel de la genética en el envejecimiento

Los genes pueden influir en el ritmo de envejecimiento y en las enfermedades a las que se es más propenso. Aunque su composición genética puede exponerte a un riesgo ligeramente mayor de padecer ciertas enfermedades, es importante tener en cuenta que las opciones de estilo de vida tienen un impacto significativo en la rapidez con la que progresan estas enfermedades. Los estudios demuestran que las elecciones de estilo de vida están relacionadas con la velocidad de los cambios biológicos e influyen en la salud general. Sin embargo, algunos cambios biológicos no pueden evitarse. Por ejemplo, a medida que envejecemos, se produce en nuestro cuerpo un proceso denominado acortamiento de los telómeros. Los telómeros son como tapones de plástico al final de las cadenas de ADN. Protegen el código genético, pero a medida que envejecemos se acortan, lo que dificulta que nuestras células se dividan, repliquen y reparen los daños.

A medida que envejecemos, aumenta el riesgo de padecer ciertas enfermedades. Suelen denominarse "enfermedades relacionadas con la edad" porque es más probable que aparezcan a edades avanzadas. Pueden estar causadas por una combinación de envejecimiento y genética. Aquí encontrarás más información sobre la genética.

 

Estrategias de envejecimiento saludable

A medida que envejecemos, es importante ser conscientes de los cambios que se producen en nuestro cuerpo y hacer algunos cambios en nuestro estilo de vida para mantenernos sanos. Seguir una dieta sana, mantenerse activo, dormir lo suficiente y someterse a pruebas de salud periódicas puede ayudar a ralentizar los efectos del envejecimiento sobre la salud:

- Una dieta sana rica en fibra, fruta y verdura, bajos niveles de alimentos procesados y refinados, grasas saturadas (lee más sobre las grasas saturadas aquí) y azúcar puede ayudar a reducir el riesgo de enfermedades crónicas a medida que envejece. 

- La actividad física regular es clave para mantenerse sano el mayor tiempo posible. Los estudios han demostrado que la actividad física ralentiza el proceso de envejecimiento, reduce el riesgo de enfermedades crónicas y prolonga la esperanza y la calidad de vida.

- Dormir. Dormir menos de ocho horas por noche puede repercutir negativamente en el metabolismo, el sistema inmunitario (aquí encontrarás más información sobre cómo reforzar y mantener un sistema inmunitario sano), la función cerebral y el equilibrio hormonal, y puede aumentar el riesgo de padecer enfermedades crónicas. 

- Controles de salud. Los chequeos médicos periódicos pueden ayudar a detectar cambios en el organismo que se producen a medida que envejecemos, detectar enfermedades inesperadas y evitar que los trastornos y enfermedades crónicas se hagan más prevalentes en el organismo, frenando así los efectos del envejecimiento sobre la salud.